El crecimiento mundial experimenta una ralentización mientras las voces institucionales de la economía global coinciden en que esto, aunado al deterioro de los ingresos reales y los márgenes de beneficio, así como a la escasez de gas natural en Europa, sólo apunta a una inminente recesión durante 2023.
A pesar de esto, las tasas de interés más altas y primas de riesgo más amplias representan significativas oportunidades para que las aseguradoras recuperen los rendimientos contables y aumenten los rendimientos de las inversiones.
La ventaja que esto puede implicar para reposicionar el capital de las empresas de seguros debe ser contemplado en la estrategia de acción para este año, de acuerdo con el análisis de Arnaud Lebreton, subdirector de relaciones con AXA y Christophe Herpet, director adjunto de renta fija en la misma compañía.
Este pronóstico positivo aplica “especialmente para las aseguradoras de vida con pasivos a largo plazo y una brecha de duración negativa, ya que el valor de la provisión técnica disminuye relativamente más que los activos, mientras que las reinversiones se pueden realizar con rendimientos más altos”, explican los directivos en un artículo publicado por Insurance Insider.
Sin embargo, las compañías que incursionan en el ramo de No Vida, con brechas de duración positivas, son vulnerables ante la combinación de aumento en siniestros y tasas de interés.
Las estrategias basadas en derivados también pueden ser de gran utilidad para la gestión de activos y brechas de duración, especialmente cuando la liquidez disminuye en los mercados de bonos y el aumento en los tipos de cambio genera grandes pérdidas en la renta fija.
Los derivados de tipos de interés son una valiosa herramienta de gestión de activos y pasivos, pero requieren experiencia en ingeniería financiera y ejecución”, anotan en el artículo los expertos.
Finalmente, los ejecutivos explican que en la industria del seguro, las empresas deberían atender dos dimensiones del riesgo en la liquidez.
De esta forma y en primer lugar se debe vigilar un nivel óptimo de efectivo y activos de alta calidad que respalden el cumplimiento de los compromisos con los titulares de pólizas. En segundo lugar, se debe evaluar el impacto de escasez líquida en los bonos, desplegando planes de inversión que optimicen los rendimientos ajustados al riesgo y la compensación de pasivos.