El siglo XXI nos ha confrontado con un reto innegable: el cambio climático. El tiempo avanza, y con cada tic-tac, su influencia en el tejido empresarial se hace más patente. Las empresas, uno de los principales pilares del avance económico, no quedan exentas de los peligros asociados con este fenómeno global; por lo tanto, se vuelve más apremiante comprender y abordar estos obstáculos.
Conforme al último informe Weather, Climate and Catastrophe Insight de Aon, los desastres naturales en 2022 pusieron a prueba la resiliencia de las regiones más afectadas a nivel global que ocasionaron pérdidas económicas mundiales por un monto de 313 billones de dólares de este total, solo 42 % fue cubierto por seguros.
En vista de esta situación, las empresas ya no tienen margen para considerar los riesgos climáticos como un acontecimiento lejano. Las consecuencias de ignorar estos riesgos pueden ser devastadoras, impactando la continuidad operativa, la inversión, el funcionamiento y la imagen corporativa. Algunos ejemplos habituales comprenden:
- Riesgos Operativos: tormentas, inundaciones y sequías. Recordemos que, de las pérdidas aseguradas en 2022 para América Latina del huracán Ian, fue de aproximadamente 26,000 millones de dólares, de los cuales las entidades aseguradoras públicas y privadas cubrieron 4,800 millones de dólares.
- Interrupción de la Cadena de Suministro: la disponibilidad y calidad de materias primas y componentes se ven en peligro, lo que conlleva a interrupciones costosas y a un incremento en los gastos de operación.
- Riesgos Financieros: activos físicos y financieros podrían devaluarse a medida que los peligros climáticos se vuelven más evidentes. Incluso la creciente atención normativa y la demanda de inversores por la sostenibilidad pueden afectar directamente el valor bursátil de las empresas.
- Regulaciones y Reputación: el enfoque regulatorio se está inclinando cada vez más hacia políticas ambientales más estrictas. Las empresas que no se adapten a estas normativas corren el riesgo de sanciones monetarias importantes. Además, la reputación corporativa está ahora intrínsecamente ligada a la responsabilidad medioambiental.
Enfrentando los Riesgos con Anticipación
La emergencia climática desafía a los ecosistemas naturales y también coloca a los líderes empresariales en el centro de esta tormenta, confrontando una nueva realidad de riesgos cambiantes y desafíos impredecibles. El H1 Global Catastrophe Recap destaca que las catástrofes naturales provocaron pérdidas económicas por un total de 194,000 millones de dólares; la mayor parte de esta cantidad, 91,000 millones de dólares, corresponde a las pérdidas ocasionadas por el terremoto de magnitud 7.8 que sacudió las regiones meridional y central de Turquía y el norte y oeste de Siria.
La interrogante principal es: ¿cómo pueden planificar y abordar de mejor forma los riesgos derivados de la crisis climática? Incorporar la sostenibilidad como una estrategia empresarial en todos los niveles de la organización es fundamental. Esto engloba desde la mejora de la eficiencia energética hasta la evaluación y reducción de la huella de carbono. La estrategia de sostenibilidad debe estar alineada con los objetivos financieros y operativos.
De igual manera, los líderes deben adoptar la resiliencia empresarial a largo plazo, lo cual implica realizar inversiones en infraestructura resistente, diversificación de la cadena de suministro y la creación de planes de continuidad que contemplen posibles interrupciones vinculadas al clima.
La colaboración y comunicación transparente en torno a los esfuerzos y compromisos climáticos pueden edificar la confianza y respaldar la percepción positiva de las empresas. Al compartir de forma abierta sus metas de sostenibilidad, estrategias de reducción de emisiones y prácticas responsables, estas demuestran su auténtico compromiso con el entorno y la sociedad; fortaleciendo la confianza de los consumidores, inversores y partes interesadas.
Promover la innovación y creatividad en los equipos es un elemento que los líderes deben mantener constantemente para hallar soluciones que reduzcan los riesgos y aprovechen las oportunidades climáticas. Esto podría involucrar el desarrollo de tecnologías ecológicas, la adopción de modelos de negocio sostenibles y la exploración de enfoques operativos novedosos.
Finalmente, pero no menos crucial, los líderes deben estar listos para una evaluación continua y una adaptación ágil. La flexibilidad en la toma de decisiones y la disposición a ajustar la estrategia conforme a los datos y las tendencias climáticas son esenciales para preservar la relevancia y la resiliencia a largo plazo.
Guiar en tiempos de crisis climática requiere combinar visión estratégica, valentía y acción determinada. Quienes enfrenten los riesgos climáticos con previsión resguardarán a sus empresas de impactos adversos y sentarán las bases para un futuro empresarial sustentable y exitoso en medio de un entorno cambiante.