El año 2023 comenzó con incertidumbre de lo que podía suceder. América Latina entró a un periodo en el que hubo nerviosismo por los resultados económicos en cuanto a la inflación y derivado también de la inestabilidad geopolítica, desafíos en la cadena de suministro y el cambio climático.
Para el sector asegurador, la inflación afecta en dos frentes: los asegurados porque no ven reflejado el costo de reponer los bienes protegidos y las compañías de seguros por las pérdidas, ya que asumen el pago de los bienes, pero a un costo más elevado que en el pasado. Aunado a la inflación, no podemos descuidar los efectos de la cadena de suministro, el cambio climático (con sequías y lluvias más severas en los países de la región), ciberriesgos y los temas ESG (Environmental, Social & Governance).
Los riesgos cibernéticos no son novedad, los estamos observando desde hace años, pero cobran gran relevancia porque el incremento ha sido significativo no sólo en el número de casos y ataques, sino en el costo que generan esas pérdidas.
El Reporte Comparativo del Impacto de los Activos Intangibles en los Estados Financieros de Aon, realizado en colaboración con el Instituto Ponemon, destaca que el 70 % de las empresas latinoamericanas no están aseguradas contra ataques cibernéticos o de propiedad intelectual. Y el costo promedio de un ataque de malware, por ejemplo, (uno de los más comunes en este rubro), puede resultar en pérdidas económicas por $2.6 millones de dólares, costo que no todas pueden absorber, principalmente las PYMEs.
Igual sucede con ESG, que se vuelven riesgos sensibles, ya que crean una mayor visibilidad en los clientes en la medida que no cuentan con protocolos de seguridad, políticas claras y aceptables para el público que atienden.
Amplio margen para crecer en Latam
Pero no todo es negativo en la industria aseguradora latinoamericana. Esta zona del orbe tiene mucho espacio para crecer y lugares donde podemos incrementar la participación del seguro.
De acuerdo con el estudio Global Market Insights Report de Aon la resiliencia inflacionaria y la solidez en la gestión de riesgos han jugado un papel importante en las decisiones de suscripción; sin embargo, el mercado se mantiene competitivo a medida que continúan desarrollándose nuevas capacidades y las aseguradoras están centradas en la retención, así como su crecimiento.
El auge, en lo que respecta a la sensación de riesgo, aumentará en nuestros clientes. Esto se debe a que hoy en día la tangibilidad de que las cosas pueden ocurrir está cada vez más presente en los consumidores.
Entonces, para que esa penetración esperada progrese es trascendental mejorar la efectividad en cuanto al costo o valor de los seguros para los clientes. Estamos en un momento en el cual se ha endurecido el mercado en diversos productos y a ello, debemos sumarle la situación inflacionaria ya mencionada.
No es el mejor escenario para que las personas añadan a sus gastos un mayor costo en seguros o comiencen a adquirir coberturas que nunca han comprado.
Otro aspecto que debemos prestar atención es al incremento de nuevos negocios para el sector. Aquí observamos tasa de crecimiento sostenido, pero que no necesariamente está teniendo un crecimiento exponencial.
Hay productos específicos como en ciberseguridad, con protección relevante para los clientes en la medida que sus negocios trascienden en el mundo digital. No obstante, no es una situación que observemos en todo el mercado de seguros o en la gama total de productos.