A largo plazo, los sistemas de pensiones continúan enfrentándose al desafío de sostenibilidad tanto financiera como social. Por ello, es trascendental efectuar reformas a la estructura, integración y complementación de los programas de pensiones contributivo y no contributivos, además de actualizar periódicamente sus parámetros.
De acuerdo con la Federación Internacional de Administradoras de Fondos de Pensiones (FIAP), dichas reformas se deben adaptar los sistemas a la realidad y evolución de los mercados tanto laborales como financieros.
Entre las reformas previsionales más relevantes registradas en los sistemas de pensiones durante las últimas décadas, sostiene el ente, están aquellas realizadas a los sistemas de reparto para enfrentar su insostenibilidad financiera de largo plazo.
Los países que tienen este tipo de sistemas se han visto obligados a hacer continuos ajustes a las pensiones entregadas, a las tasas de cotización y a las edades legales de pensión. A pesar de estas reformas paramétricas y de beneficios, el gasto en pensiones y los déficits financieros de los sistemas de reparto seguirán aumentando por el envejecimiento de la población”, afirma la FIAP.
Por esta razón, agregan, y por las reformas realizadas que vinculan más estrechamente los aportes con las pensiones, los beneficios deberán disminuir, lo que afectará severamente a las futuras generaciones.
La FIAP en su estudio menciona también que el total de activos en los planes privados de ahorro para pensión en los países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) subió significativamente en las últimas dos décadas, desde 59 % a 105 % del Producto Interno Bruto (PIB) entre 2001 y 2021.
En tal sentido, señalan que los tres países con los mejores sistemas de pensiones en el mundo son también aquellos que tienen un mayor nivel de activos acumulados en los planes privados de ahorro.
Asimismo, indica la FIAP que en los planes ocupacionales de pensiones se observa una tendencia hacia programas del tipo “collective defined contribution”, como alternativa a los planes colectivos de beneficio definido que han estado en declinación por muchos años.
Estos nuevos planes no otorgan garantías de pensión, sino que se define un nivel de beneficio objetivo en función de las tasas de cotización, que son fijas como en los programas de contribuciones definidas, y de las rentabilidades esperadas de las inversiones. Los planes deben ser totalmente financiados”, explican en el informe.
Por último, revelan que estas tendencias y experiencias muestran que la creación o fortalecimiento de los sistemas de reparto en América Latina sería una pésima política pública. Además, la propia realidad de nuestra región indica que los sistemas de reparto fracasaron, han sido regresivos y poco solidarios, y tienen riesgos significativos dadas sus características estructurales.
El fortalecimiento de los sistemas de reparto y el debilitamiento de los sistemas de ahorro individual tendría también un efecto negativo sobre las pensiones no contributivas, porque el ahorro individual ha permitido liberar recursos públicos que antes financiaban los déficits de los regímenes de reparto, los que pueden ser utilizados para fortalecer las pensiones no contributivas y otros programas sociales”, concluye el organismo.