Llegamos al último mes de un año bastante desafiante en el mundo de la tecnología, con muchas análisis sobre lo que pasó y lo que vendrá en el futuro. Ante la velocidad del entorno de innovación, cada vez es más difícil hacer predicciones precisas, pero me arriesgo a hacer una aquí: en 2024, la Inteligencia Artificial (IA) seguirá siendo soberana e intensamente integrada a los negocios y a la vida de las personas.
Es decir, no hay tendencia posible en la tecnología que no tenga la participación de la IA en algún nivel. Según un estudio reciente, se espera que se gasten más de US$ 500 mil millones en todo el mundo en 2027 en esta herramienta. Esto ayuda a entender el motivo por el cual los expertos señalan que hasta el 70% de las tomas de decisiones y sus procesos tendrán la participación de la IA hasta 2030. Se espera que para entonces ya exista una consolidación del movimiento en torno a los grandes modelos de lenguaje (LLMs), que tienden a volverse más pequeños y eficientes.
Cuando nos adentramos en los detalles sobre hacia dónde se dirige la IA, surgen varias dudas. Una primera involucra las iniciativas de código cerrado y más comerciales, que están en desarrollo en algunas de las principales compañías del mundo, y otra por modelos de IA con código abierto, con múltiples contribuciones de forma menos comercial, y en algunos casos, con resultados similares a los de los competidores. En común, la búsqueda de un lenguaje cada vez más natural en las interacciones entre el hombre y la máquina.
Cuando hablamos de plataformas y lenguajes, no podemos perder de vista los datos. Las instituciones con amplias bases de información parecen tener ventaja, pero la adaptación a los diversos entornos digitales es un elemento que siempre debe considerarse estratégicamente, ya que la valoración de datos en los negocios a través de la IA Generativa cobra forma casi siempre con su enriquecimiento, uniendo pasado y futuro, ya sea en información o en tecnologías empleadas.
Hecha esta salvedad, no sería sorprendente que tengamos ventas y adquisiciones debido a bases de datos más ricas, amplias y eficientes, de acuerdo con la estrategia de cada empresa. Aún en el ámbito corporativo, la aplicación cada vez mayor de la IA en alineación con políticas ESG, como la reducción de emisiones de carbono, es otro aspecto con espacio para expansión, mientras que los fabricantes de chips prometen nuevos lanzamientos a corto, mediano y largo plazo que entreguen más resultados consumiendo menos energía.
Además de analizar y valorar datos, la IA también produce contenido e información multiplataforma. Por lo tanto, existe una preocupación por parte de autoridades y organismos reguladores sobre qué es real, creado por humanos, y qué es hecho por plataformas de IA, basándose en métodos de aprendizaje. Es un debate intenso que no desaparecerá pronto, pero que creo que no puede bloquear el camino de la innovación; esa es mi única certeza en este momento.
Frente a las muchas oportunidades que la IA abre y posibilitará en los próximos años, será necesario invertir en educación, ya sea dentro de las empresas que adoptan esta tecnología en sus cadenas productivas, o incluso para la población global, que sin duda tendrá oportunidades para experimentar beneficios. Comprar en el Metaverso, diagnosticar enfermedades de manera predictiva y remota o invertir con la ayuda del análisis previo realizado por la IA: nada escapará a la mirada de los algoritmos y de los LLMs.
Lógicamente, vemos en nuestro trabajo diario la ansiedad de nuestros clientes por absorber la IA dentro de sus compañías. La posibilidad de utilizar la IA de manera predictiva, así como la generativa, es un atractivo interesante, pero que requiere estrategia para ofrecer los ambicionados resultados positivos. La Experiencia del Cliente (CX) deberá seguir en alza, sobre todo con la amplitud que el universo Open (Open Banking, Open Finance, Open Insurance, Open Investment, Open Telecom y otros) y sus compartimientos de datos de sus respectivos clientes pueden causar en el mercado nacional e internacional.
Para los ejecutivos, mi consejo sigue siendo el mismo: encuentre cuál modelo es el más estratégico para ser utilizado en su industria, considerando el perfil cultural de su empresa. Un error de diagnóstico aquí puede sepultar cualquier intento de éxito con la IA. Además, tener bases de datos ricas y amplias no es una garantía, ya que tengo conocimiento de casos concretos que involucraron ajustes y correcciones en esas bases para luego ser posible extraer valor, y construir arquitecturas tecnológicas seguras, ya que el uso de la IA por «jailbreaks» existe y debe ser combatido con buenas prácticas de ciberseguridad.
Velocidad y agilidad impulsan la innovación, algo que la IA nos muestra con vigor a diario. Sin embargo, no podemos embarcarnos en esto y en cualquier tendencia sin el debido cuidado y responsabilidad. Una mejor productividad ya es visible, los trabajadores y clientes están cada vez más involucrados con la tecnología, ya sea operando o consumiendo, y nuevas posibilidades de ofertas y negocios (algunas que aún se crearán) están saliendo del horno. Cuán fina será esta sintonía entre el hombre y la máquina, lo real y lo digital, es algo que debemos esperar para ver.