En el tema del liderazgo, como en el de su coaching, hay muchísimo humo. Enorme cantidad de libros, demasiados cursos, exceso de palabras raras, métodos que se dicen novedosos pero que datan de medio siglo atrás . Y la realidad parece indicar que ser un buen líder hoy requiere casi de lo mismo que demandaba hace 3 mil años atrás.
Un par de párrafos dedicados a los coachs.
Sorprende la proliferación de expertos en explicarle al resto del mundo cómo se alcanza la felicidad y la vida plena, cómo se conducen las empresas al éxito y cómo te podés convertir en un líder aplicando determinados cambios en tu forma de pensar y actuar.
A lo largo de la historia siempre han estado presentes supuestos especialistas que a cambio de una módica cantidad de dinero, y a veces no tanto, te ilusionan con el hallazgo de la felicidad, con que tu empresa progresará y que podrás liderar sin mayores inconvenientes una legión de fieles seguidores / admiradores.
Como en cualquier otro tipo de engaño, terminarás con una sensación de ser un auténtico incauto, solo que con los bolsillos vacíos mientras los del «coach» engordaron al mismo tiempo.
Recuerdo el caso de alguien que explicaba un método que sabíamos en la práctica a él no le había generado ningún éxito, por el contrario lo había llevado al fracaso, pero ahora “vestido con toga académica” había encontrado la veta para darle alegría a su cuenta bancaria, a costa de ingenuos que se deslumbraban por su discurso alentador y motivador, pero sin sustento alguno desde la experiencia.
¿Quiere decir esto que todos los coachs son unos estafadores? En absoluto. Por supuesto que hay muchos profesionales consumados que pueden ayudarte a encontrar tu propósito, a cambiar de perspectiva, a mejorar empresarialmente, a liderar tu vida y a tu equipo de trabajo. Solo que el humo que posibilita la temática a veces logra «mezclar las churras con las merinas».
Hay que tener cuidado con los falsos profetas, entre otros con los que plantean soluciones sencillas para problemas complejos, con los que te dicen lo que querés oir y no lo que debieran decirte, con los que pretenden que te conformes con lo que tenés y se empeñan en que asumas la realidad sin más y sin esperanza de mejora, porque en definitiva lo único que desean es manipular la situación para seguir cobrando unas cuantas sesiones más.
El buen líder como un buen coach sabe lo que es verdad, los malos líderes y los malos coachs saben lo que mejor vende.
Si alguien te promete convertirte en un líder, mira qué equipo humano, qué empresa ha liderado o lidera, porque muchas veces este tipo de ilusionistas no tienen ningún fundamento tras ellos.
Un par de párrafos para los líderes o los aspirantes a serlo.
La demanda de liderazgo siempre ha superado a su oferta. Había pocos buenos lideres antes y hay aún menos ahora.
Existe mucho mito alrededor de la actividad de los líderes y aunque en la definición suena bastante más sencillo que en la práctica, liderar no es otra cosa que persuadir a un grupo de personas para lograr algo, y en ese cometido se necesita que seas auténtico, además de cumplir de mínima y humildemente con algunas reglas o códigos esenciales.
- Mantener tu esencia y refinarla de acuerdo al «seniority» requerido.
- Guiar a los equipos en la estrategia, dándoles la posibilidad de preguntar, aportar, hacer sentir parte a los colaboradores de la solución y la ejecución.
- Ser constante y consistente a pesar de los cambios del ambiente competitivo y de los continuos retos profesionales y emocionales.
No vas a lograr nada que valga la pena siendo el producto estándar de una escuela de negocios. Deberás encontrar tu propio estilo, el liderazgo es mucho de contenido y casi nada sobre la forma de hablar, de vestir o de hacer reuniones. Así que no es necesario ser un «rock star». Un líder normalmente no imparte formación de modo habitual, un verdadero líder simplemente lidera. Se aprende de sus actos y no vive en oratoria permanente intentando dar clases magistrales .
Párrafos finales.
En materia de liderazgo se trata de ser útil y no importante, pero pocos los comprenden. La luz de los focos del poder encandilan y te hacen perder del camino.
Actualmente llamamos líderes a muchas personas que decididamente no lo son, ya que no están llevando a nadie a ningún lado, por lo que liderazgo empieza a ser ya una palabra devaluada que poco a poco va perdiendo fuerza.
Siempre es oportuno reflexionar sobre el sentido y la razón de ser del liderazgo cada vez más necesario hoy en día en nuestras organizaciones. En su esencia liderar se entiende como la capacidad de representar deseos colectivos, guiarlos, absorber la esperanza del prójimo y devolverla amplificada en gestas que aporten resultados.
Todo lo demás es humo.
(Artículo originalmente publicado en TRANSFORMATIO)